El verdadero altruismo sucede cuando nos sentimos identificados con la víctima y deseamos ayudar a otra persona solo para aliviar su dolor, no porque nos sintamos obligados o para reducir nuestro propio malestar por verla sufrir.
Sabemos que la mayoría de las personas se siente mal cuando ve sufrir a los demás y que a menudo una persona ayuda a otra para reducir su propio malestar. De hecho, la persona que se siente culpable por cualquier otro motivo que nada tiene que ver conla víctima, estará también más dispuesta a ayudar como un modo de sentirse mejor; siempre y cuando no se sienta tan mal como para estar totalmente hundida en su propio interior y su propio dolor hasta el punto de ni siquiera percibir el dolor ajeno, como sucede cuando una persona está deprimida.
Esta tendencia a ayudar solo para reducir el propio malestar, también puede hacer que cuando sea fácil "escapar" del dolor de los demás (y el malestar que nos produce), las personas puedan tender a pasar de largo, evitando la situación por completo.
Sin embargo, aunque esta tendencia a la ayuda egoísta exista, no significa que no pueda existir también la ayuda altruista.
En realidad, cuando una persona observa a alguien que sufre, puede sentir dos tipos de emociones. Por un lado, puede experimentar una sensación de angustia, con ansiedad, miedo y alarma. Estas emociones pueden ser muy desagradables, y son las que llevan a las personas a salir huyendo, o bien a ayudar a la otra persona para reducir el propio malestar (es lo que suele llamarse la ayuda egoísta). Por otra parte, al ver sufrir a otro, una persona puede también experimentar un sentimiento de empatía, compasión y ternura hacia la víctima. Estos sentimientos son los responsables de la ayuda altruista; es decir, cuando se ayuda a la víctima para aliviar su sufrimiento, no el propio, incluso aunque eso suponga una buena dosis de sufrimiento para la persona que ayuda. Por tanto, estas personas optan por ayudar incluso cuando huir de la situación es fácil